
Decano Facultad de Ingeniería y Negocios
Universidad de las Américas
La evidencia científica, sustentada en reportes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), muestra que la actividad antropogénica es la responsable del aumento de temperaturas a nivel global. A nivel mundial, los impactos del cambio climático son evidentes, ejemplificada en fenómenos meteorológicos extremos, descenso de la productividad de cosechas por falta de agua, desplazamientos de poblaciones enteras, bordes costeros que desaparecen, entre otras. Sin duda, avanzar en la descarbonización de distintos sectores es clave para evitar el avance en el aumento de temperaturas y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.
De acuerdo a estudios internacionales, en el año 2019 la capacidad instalada mundial de generación de energía eléctrica alcanzaba los 7.566 GW, con una participación del 55% de combustibles fósiles y un 19% de renovables (solar y eólica). Para el año 2050, se espera que la capacidad de generación sea del orden de 20.500 GW con una participación de fósiles del orden del 20% y de tecnologías solares y eólicas de un 60%. Por ello, los combustibles fósiles seguirán presentes en los sistemas eléctricos mundiales, de modo de contar con sistemas resilientes y robustos. Por ello, para avanzar en la descarbonización, es fundamental avanzar de manera decidida en la generación de energía de bajas emisiones.
Para el año 2050, se espera que la capacidad de generación sea del orden de 20.500 GW con una participación de fósiles del orden del 20% y de tecnologías solares y eólicas de un 60%.
Por otra parte, el informe «Perspectivas del Mercado Petrolero Mundial 2024» de la OPEP sostiene que el mundo seguirá dependiendo del petróleo a medio plazo, calificando de «fantasía» la idea de eliminar progresivamente su uso. El estudio proyecta un aumento del consumo de crudo hasta alcanzar los 120 millones de barriles diarios en 2050, impulsado por países en desarrollo como India. La OPEP señala que los combustibles fósiles seguirán dominando la matriz energética, y se requerirán inversiones de 17,4 billones de dólares en la industria petrolera para satisfacer la demanda futura, en un contexto de crecimiento demográfico y económico global. Si estas proyecciones son ciertas, el aumento de temperatura a nivel global será de 2 a 3 ◦C respecto de la era preindustrial. Bajo este escenario, los impactos del cambio climático que hoy nos sorprenden, serán lo habitual y la supervivencia humana será cada día más desafiante.
Por lo tanto, se debe planificar de manera rigurosa la transición energética, evitando riesgos de desabastecimiento, altos costos operativos e impactos socio-ambientales relevantes, pero actuando de manera enérgica por sistemas energéticos de bajo impacto en emisiones. La decisión es hoy o nunca.